Durante décadas, Estados Unidos ha sido un país de deportes como el fútbol americano, el béisbol o el baloncesto. Sin embargo, en el caso del soccer, el fenómeno es particular: mientras el fútbol masculino lucha por consolidarse en la élite mundial, el fútbol femenino ya es una potencia dominante, con una historia de éxitos internacionales, audiencias récord y figuras que han trascendido el deporte. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué ha hecho que el fútbol femenino triunfe más que el masculino en Estados Unidos? Este artículo busca responder esas preguntas con una mirada profunda y, al mismo tiempo, analizar cómo este fenómeno también resuena en México y otras partes del mundo.

Éxito deportivo: títulos y dominio mundial

Una de las razones más visibles del éxito del fútbol femenino en EE.UU. es su impresionante trayectoria deportiva. La Selección Nacional Femenina de Estados Unidos (USWNT, por sus siglas en inglés) ha ganado cuatro Copas Mundiales de la FIFA (1991, 1999, 2015 y 2019) y cuatro medallas de oro olímpicas.

Este historial no solo genera orgullo nacional, sino también confianza e identificación en el público. Mientras tanto, el equipo masculino no ha pasado de los cuartos de final en un Mundial y aún lucha por encontrar una identidad futbolística consolidada.

Apoyo institucional y acceso desde la infancia

En Estados Unidos, el sistema deportivo universitario y escolar tiene un rol clave. Tras la implementación del Title IX en 1972, se garantizó la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en instituciones educativas que reciben fondos federales. Esto permitió que miles de niñas accedieran a entrenamientos, becas deportivas y competencias de alto nivel.

Así se construyó una base sólida: jugadoras bien entrenadas, con experiencia en torneos y un camino claro hacia la profesionalización. Muchos países aún no cuentan con una infraestructura similar para el fútbol femenino.

Alex Morgan en un partido del Mundial con Estados Unidos.
Alex Morgan en un partido del Mundial con Estados Unidos.

Referentes culturales: más que futbolistas

El fútbol femenino en EE.UU. ha producido íconos culturales. Megan Rapinoe, Alex Morgan, Abby Wambach y Mia Hamm no solo brillaron en el campo: también abrieron debates sobre igualdad de género, equidad salarial y derechos LGBTQ+.

Rapinoe, por ejemplo, ha sido una voz influyente en temas sociales, lo que la convirtió en una figura respetada dentro y fuera del deporte. Las nuevas generaciones ven en ellas modelos a seguir, mucho más visibles que los referentes masculinos del fútbol local.

La liga femenina y el crecimiento del interés

La National Women’s Soccer League (NWSL) ha sido clave para consolidar el fútbol femenino en EE.UU. Aunque enfrentó altibajos, hoy es una liga en expansión, con franquicias fuertes, inversiones en alza y un seguimiento cada vez mayor. Equipos como el San Diego Wave FC o el Angel City FC han llevado al deporte a nuevas audiencias, incluyendo celebridades como Natalie Portman entre sus inversores.

La MLS, en cambio, aún lucha por posicionarse como una liga competitiva a nivel mundial, y si bien ha crecido, aún no logra generar el mismo tipo de afecto y apoyo nacional que la NWSL con sus jugadoras.

Megan Rapinoe en la previa de un partido de selecciones.
Megan Rapinoe en la previa de un partido de selecciones.

¿Qué pasa con el fútbol femenino en México?

En México, el fenómeno es distinto. Aunque la Liga MX Femenil se creó en 2017 y ha crecido en audiencia y nivel de juego, el fútbol masculino sigue siendo predominante.

Sin embargo, la cercanía cultural con EE.UU. y el éxito del fútbol femenino al norte de la frontera ha empezado a influir. Muchas jugadoras mexicanas entrenan o estudian en EE.UU., y se espera que los próximos años traigan más inversión y visibilidad al fútbol femenino mexicano. La presencia de estrellas mexicanas en la NWSL, como Diana Ordóñez o María Sánchez, también ayuda a conectar ambos mundos.